A través de la ventana

No sé de quién fue la gran idea de crear ventanas pero me encantan. Es como si me permitieran ser consciente del mundo interior y del mundo exterior. Es una forma de recordarme lo que hay aquí y lo que hay allá; lo que es, y lo que podría ser.

Las ventanas permiten dejar entrar la luz y al mismo tiempo, te dan la opción de crear obscuridad. Mi parte favorita del día es cuando el sol comienza a invadir la casa a través de ellas cómo diciendo: "hey, ya es hora, tenemos que iniciar el día". Y así, ese momento, ese espacio en el que la luz entra y me hace reconocer que estoy viva y tengo la oportunidad de hacer algo diferente hoy, se convierte en mi episodio favorito de cada día, todos los días.

Por fin despierto sin prisas y lista para dar las gracias.

Recuerdo que hace unos años, lo único que hacía a partir de las 3:00 p.m. era ver a través de un vidrio que estaba frente a mi. Observaba todo y soñaba despierta. Anhelaba tener mejores días. Tenía en mi corazón el deseo de otro trabajo, otra casa, otra rutina. Prácticamente, estaba rogando por otra vida. Esa ventana se hizo terapéutica. Me invitó a soñar, a querer otra realidad. Me invitó a reflexionar y a desear estar en otro lugar. Y no es que cada vez que veo una ventana sienta que quiero salir corriendo para escapar e inventarme otra vida; es solo que a veces esa ventana se sentía como un lugar seguro para pensar y tener conversaciones conmigo misma. Dije cosas que quizás no recuerdo, pero tengo bien presente el sentimiento, la añoranza.

Recuerdo bien que pensaba en mi familia, en todas las cosas que han sido parte de mi historia y sentía que esa ventana era siempre una invitación a ser y a estar mejorar. A entregar lo más bonito que tengo en todo lo que hago y a dejar que mi corazón sea libre y vuele.

Recordar esa ventana, me hizo reconocer que de una forma u otra, todo lo que he soñado lo he logrado. Con mucho esfuerzo, mucho sacrificio y mucho trabajo, pero aquí estoy.

En el camino muchas cosas no han salido como quería o cómo esperaba, y quizás a mi historia le he tenido que arrancar capítulos para escribir otros que no eran parte de mi libreto, pero es bueno saber que cada día que aún despierto, tengo la oportunidad de aprender, de ir hacia adelante, de seguir soñando... Curiosamente, ver a través de la venta ya no es una añoranza hacia lo que desearía, pero el recordatorio de lo que Dios me ha dado.

Lo que Él dijo que sería, hoy es.