Por fin lo logré y estoy tan contenta.
Nunca pensé que llegaría a este lugar.
Me acostumbré a la asfixia.
Siento que crucé la meta después de una larga carrera.
Hace mucho que el aire no se sentía tan ligero.
Inhalo.
Exhalo.
Respiro.
De alguna forma todo ha cobrado sentido.
De un día a otro me arranqué un sentimiento.
Me regresó una convicción.
Empezar de nuevo y creer.
Superar el pasado no es fácil para todos.
A veces toma tiempo, más tiempo del necesario.
5 segundos; una decisión.
Determinación para poner un alto y decir: no más, se acabó.
Tomé mi dolor, las expectativas, los sueños. Los guardé todos, les dije adiós.
Gracias por todo lo que me enseñaron, gracias por todos los altibajos.
No era sostenible para mi vivir así, con un pie adelante y el otro atrás.
Con añoranza.
No puedes vivir deseando algo que ya no existe.
Es como querer revivir a un muerto.
Es ilógico querer recrear el pasado, cuando existe tanta magia en crear el futuro, con la experiencia y los aprendizajes de antes.
Encerrarme en mi mente es peligroso, pero aprendí a convivir con todos mis demonios.
Con algunos me reí, a otros los corrí. Pero qué bonito saber qué todos eran yo.
A veces hasta para mí, soy un mundo misterioso donde no sé dónde encontrar respuestas.
Pero de alguna forma me respondo, entiendo que todo lo que necesito lo llevo dentro.
La incertidumbre puede ser aterradora, pero da más pánico regresar a donde no nacen las flores.
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