top of page

Me quería quedar igual

  • Foto del escritor: neasoto
    neasoto
  • 28 nov 2021
  • 2 Min. de lectura

ree

Durante muchos años, creé y proyecté una imagen de mí y lo de que quería ser y alcanzar.

Trabajé duro para que esa imagen así se mantuviera, fuera congruente, madurara y que otras personas la pudieran entender, ver y apreciar como yo quería.

Y creo que lo logré. Fui súper tenaz. Me mantuve firme en ser esa que yo dije que era. Y me esforcé bastante en hacerla crecer… para verla volar después.

Fui yo, pero con el profundo deseo de alcanzar algo más. De ser alguien más. Creo que dentro de mí siempre estuvo el fuerte deseo de madurar. Estaba lista, pero no sabía que estaba lista. Quería otras cosas, pero no sabía que era capaz de tener esas muchas otras cosas. Y en realidad no eran cosas materiales, eran experiencias lo que yo buscaba. Quería sentir que estaba viva y compartir esta vida con alguien. En todos los sentidos.

Todos los momentos de soledad, días y noches de compartir la cama con mi alma, de preparar café por las mañanas y servirlo en una sola taza, me enseñaron que nunca estoy sola y que siempre me tengo. Sin falta.


Creí que tal vez no me había fallado a mí misma, pero sí lo hice.

Me quería quedar igual. Siendo una niña en un cuerpo de mujer.

Quería amar, pero no había a quién.

Cada intento me hacía sentir sin balance.

Por un lado, quería esta vida adulta, pero no la vivía con alguien que me permitiera ser adulto.

Me quería quedar igual, conformándome con lo que ya conocía. Cómoda. En una vida donde ya sabía qué pasaría.

Me veo y me respeto. Siento admiración por la persona del espejo. Por todo lo que ha pasado y por todo lo que ha logrado, porque no he necesitado a nadie que me diga lo que tengo que hacer, y he sido capaz de ir tras eso que sueño, y construir arte desde 0, y hacerlo brillar e incluso, he sido capaz de contagiar a otros, a muchos otros, de eso que a mí me ha hecho brillar.

Mi yo del pasado, quería esconder detrás de carcajadas y "buen humor" un dolor que me ahogaba, hasta que me sobrepasó y el único remedio fue renunciar a esa versión de mí que ya no servía. Recuerdo el miedo que me daba el qué iban a decir de mí. El miedo que me daba perder todo aquello en lo que tan duro había trabajado. Pero aprendí que no era momento de preocuparme por esas cosas, y debía ver dentro de mí y abrir los ojos a lo que realmente necesitaba: ponerme atención, y escucharme. Escucharme realmente y volver a encontrar qué es lo que realmente quería de mi vida. Qué quería de ahora en adelante y tal vez no hacerme de nuevo una promesa o un compromiso de "esto es para siempre" y hacer más bien algo más construible y que fuera fácil de dejar ir cuando se entienda que cumplió su propósito o su ciclo en mí y que he aprendido lo suficiente.


Dejar ir cuando te quita y no te suma. Eso.

Dejar ir cuando es más carga que placer.

Dejar ir cuando ya no es bueno para ti. Para mí.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page