Personas

09 de diciembre, 2021

Hay personas que quisiera que fueran eternas.

Su presencia, su aroma, su voz, su risa…

Quisiera a veces que el tiempo fuera algo que yo pudiera elegir. Tener la opción.

No tener que perder nada, ni a nadie. Sobre todo a nadie.

Quisiera que el sentimiento de esperanza y de algo mejor estuvieran siempre presentes.

Y más que ser un sentimiento, que fueran una convicción; la realidad en la que vivo.

Saber siempre que hoy estoy mejor de lo que estuve ayer, y que el día anterior…

Sin importar cual ha sido el daño pasado.

Quisiera haber tenido desde siempre, sabiduría para no cometer errores.

Quisiera también muy dentro de mí, jamás haber ocasionado daños. Haber dejado intactas las vidas con las que me crucé y los caminos que atravesé.

Qué idealista sueno y qué mala para perder. Pero soy honesta. Todo esto quisiera.

Quisiera no tener que dejar atrás a nadie que haya sido importante para mí.

Que mis abuelitos nunca tengan que morir.

Que jamás me falte mi mamá; volver a ver a mi papá.

Quisiera tener lo suficiente como para ayudar a todos.

Tener la oportunidad de volver a vivir la misma vida con la que nací.

Me encantaría volver a vivirlo todo, y decidir diferente en las cosas cruciales y ver a donde todo eso me lleva.

A veces si quisiera otra vida. No ser alguien más, no tener otra familia. No.

Otra vida para decidir diferente. En los momentos cruciales. En los momentos esenciales.

Hay personas que quisiera que fueran eternas, y me encantaría nunca tener que alejarme de ellas.

¿A dónde vamos cuándo morimos? ¿Realmente nos volvemos a ver? ¿Nos reconocemos?

Es difícil saber y creo que nadie vivo lo sabe.

No sabemos nada, aunque creemos saber mucho.

Lo que aprendido hasta hoy, repito, es que hay personas que quisiera que fueran eternas.

No quisiera tener que perder a nadie.

No quisiera sentir dolor.

No quisiera sentir que alguien ya no está.

Quisiera saber que no dejamos de existir.

¿Por qué hay vida?